Érase una vez nosotros dos. En una cafetería e ingeniamos un pequeño y travieso plan.
Era divertido, ¿sabes por qué? Durante los minutos en los que reímos y planeábamos como llegar a él, imaginamos y compartimos. Me gusta tener esa sensación. Incluso si nuestro plan no llegara a cumplirse me di cuenta de que no era necesario. Pues yo ya había encontrado la felicidad, la servilleta en la cual dibujamos el boceto de esa travesura sería un tesoro. "Incluso si muchos sueños no llegan a cumplirse, quiero disfrutar de cada momento. Imaginando que se han cumplido, soñando, volviendo a sentir ilusión".
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